El tablero, el juego mismo, está vivo. No sólo evolucionan los jugadores, las reglas están mutando.

La naturaleza es la fuente del conocimiento humano; tanto el arte como la ciencia son fundamentalmente el resultado de la observación y la imitación de la naturaleza. Es posible que la religiosidad nazca también de la confusión que produce observar la naturaleza, del misterio de su sistema operativo, del fuego y la tormenta, de la muerte y la transformación. La religiosidad es el instinto de conocer este misterio y de reconectarse con el principio generador. Y, a fin de cuentas, en un profundo entendimiento, llevar la contemplación a la creación: un mismo proceso de flujo dinámico: cuando observar la luz es igual a volverse el Sol.

“El hombre es fundamentalmente el deseo de ser dios”. Aunque muere el individuo, la sabiduría ciega del gen parece seguir impulsando la carrera. De aquella separación inicial que la religión describe como una caída al mundo de la ilusión y el sufrimiento, sobrevive el anhelo de la unidad y del poder (el poder de ser libres del azar y de crear nuestro propio destino). Este es el sueño, quizá delirante, de la tecnología. Hemos perdido el paraíso pero, creemos, lo podremos rediseñar en un futuro cercano o al menos simularlo, sirviéndonos de la genética, la neurociencia, la nanobiología, y la física cuántica.

Es difícil despojar a la tecnología de una línea mística. Nuestra tecnología (aunque quizás, como la evolución, tenga su propia agenda) obedece a un impulso utópico (la utopía no es más que la política o la secularización del paraíso). El hombre busca liberarse de la tiranía de los dioses a través de las máquinas (extensiones de su cuerpo y de su mente) que le otorgan poderes similares a los de la divinidad.

El reino de lo nacido (todo lo que es naturaleza) y el reino de lo hecho (todo lo que es construido por el hombre) se están convirtiendo en uno. Las máquinas se están volviendo biológicas y la biología se está volviendo diseñada.

Observando los procesos de la naturaleza atentamente podemos aprender a "crear algo de la nada". Si bien la idea de crear algo de la nada rápidamente nos coloca en un predicamento lógico (puesto que todo lo que conocemos surgió a partir de algo preexistente) se puede apelar la idea de que la naturaleza tiene impregnada la creación original, el primer instante del universo que se repite en sus procesos.

El pensamiento de una supercomputadora y la vida en mí, están distribuidas en una multitud de unidades más pequeñas (las cuales también pueden ser a la vez distribuidas). Cuando la suma de las partes puede sumar más que las partes, entonces ese ser extra (ese algo de la nada) está distribuido entre las partes. Siempre que encontramos algo de la nada. "Cuando todo se vincula con todo lo demás, la materia se convierte en mente".

Ni la constancia ni el cambio incesante sostendrán la creación. Una buena creación busca un desequilibrio persistente. El equilibrio es la muerte. Un Nada, es tanto equilibrio como desequilibrio. Un Algo, es un desequilibrio persistente, un estado continuo de transitar eternamente en el borde entre nunca detenerse y a la vez nunca caerse. Transita el caos, arrójate al abismo y descubre que es una cama de plumas. Nunca te detengas. La salud es movimiento. Siembra crisis para sacudir la mente paralizada. La verdadera creación ocurre al límite. Fuera de control.

El cambio se cambia a sí mismo. El cambio puede ser estructurado. Esto es lo que los grandes sistemas hacen: coordinan el cambio. Para sacar el máximo provecho de la nada, se necesitan reglas que se cambien a sí mismas.






Fuente: http://pijamasurf.com/2013/06/las-9-leyes-de-los-dioses-una-guia-natural-para-crear-algo-de-la-nada/

¿Aguantas hasta quemarte?

“El Síndrome de la rana hervida”
A veces aguantamos situaciones y personas dañinas por un tiempo muy prolongado, solo porque seguimos el dictado tácito de ese dicho que plantea que “hay que aguantar cuando no tienes otro remedio” como la rana del siguiente relato.

Y ciertamente no podemos ignorar que muchos de nosotros supeditamos nuestro bienestar emocional a necesidades que consideramos más básicas. Ocurre también con frecuencia que ya no solo debemos seguir pensando en nuestro bienestar sino que hay otras personas que dependen de alguna forma de nosotros.
También podemos soportar una situación límite durante mucho tiempo por dependencia emocional, por una relación destructiva o porque carezcamos de cultura emocional para saber qué es normal y qué no lo es.

Quizás aguantas situaciones hasta quemarte, sin haberte percatado antes de la necesidad de saltar a tiempo para salvarte. Este es el síndrome de la rana que no sabía que estaba hervida:

"Ponga una rana en un recipiente lleno de agua y comience a calentar el agua. A medida que la temperatura del agua empieza a subir, la rana ajusta su temperatura corporal en consecuencia. La rana se mantiene ajustando su temperatura corporal con el aumento de la temperatura del agua.
Justo cuando el agua está a punto de alcanzar el punto de ebullición, la rana no puede ajustar más. En este punto la rana decide saltar. La rana trata de saltar, pero es incapaz de hacerlo, ya que ha perdido toda su fuerza ajustando la temperatura corporal. Muy pronto la rana muere".

¿Qué mató a la rana? Sé que muchos van a decir que el agua hirviendo. Pero, la verdad, lo que mató a la rana fue su propia incapacidad para decidir cuándo saltar.
Todos nos tenemos que ajustar, con la gente y las situaciones, pero tenemos que estar seguros cuando tenemos que ajustar y cuando tenemos que seguir adelante. Hay momentos en los que necesitamos hacer frente a la situación y tomar las acciones apropiadas.

Si permitimos que la gente nos explote física, emocional, financiera, espiritual o mentalmente continuarán haciéndolo.
Decidamos cuándo saltar, saltemos mientras tengamos la fuerza.

Esta metáfora tiene muchos significados para distintas situaciones de la vida, para nuestras relaciones, trabajo, personalidad, conducta, salud, etc. Las personas que están envueltas en una relación que no les causa bienestar ajustan continuamente sus deseos, opiniones y renuncias para no causar malestar, creen que lo pueden aguantar o que no tienen otro remedio que hacerlo (y hasta llegan a acostumbrarse a aceptar como normal algo que al inicio no lo era).

Sin embargo, por lo general aguantar de esa forma por un tiempo prolongado no conduce nada más que a problemas o a situaciones límites. En el momento menos pensado, llegaremos a una situación extrema, no soportaremos más y necesitaremos saltar, huir o al menos plantear nuestra retirada de la situación o de la relación, pero quizás ya estaremos muy lastimados.

Quizás ya no tengamos fuerzas para hacer frente a esta última situación límite que se presenta porque no tenemos energía, no tenemos escapatoria, no hemos pensado nada antes o ya estemos demasiado dañados o heridos como para irnos de esta situación a otra que no sabremos si será peor. Recuerda que a veces nuestra capacidad de aguante llega muy lejos, pero las fuerzas y la ilusión poco a poco se irán quedando por el camino.



Fuente: https://lamenteesmaravillosa.com/aguantas-hasta-quemarteconoce-la-metafora-de-la-rana-hirviendo/?utm_source=Twitter&utm_medium=Social&utm_campaign=Hootsuite

La historia de la renovación del águila

El águila llega a vivir 70 años, pero para llegar a esa edad , primero a los 40 años de vida tiene que tomar una seria decisión. A esa edad sus uñas curvas y flexibles , no consiguen agarrar a las presas de las que se alimenta, su pico alargado y puntiagudo , también se curva, apuntando contra el pecho están las alas envejecidas y pesadas por las gruesas plumas y volar le es muy difícil.

Entonces el águila , tiene sólo dos alternativas: Morir ó enfrentar un doloroso proceso de renovación que durará 150 días. 
Ese proceso consiste en volar hacia lo alto de una montaña y refugiarse en un nido, próximo a una pared , donde no necesite volar.
Entonces,apenas encuentra ese lugar ,el águila comienza a golpear con su pico la pared , hasta conseguir arrancárselo, apenas lo arranca ,debe esperar a que nazca un nuevo pico con el cual después ,va a arrancar sus viejas uñas, cuando las nuevas uñas comienzan a nacer, prosigue arrancando sus viejas plumas y después de cinco meses ,sale victorioso para su famoso vuelo de renovación y de revivir... entonces dispone de 30 años más.


A veces nos preguntamos: ¿
Por qué renovarnos ?
En nuestra vida, muchas veces, tenemos que resguardarnos por algún tiempo y comenzar un proceso de renovación. Para que reanudemos un vuelo victorioso, debemos desprendernos de ataduras ,costumbres y otras tradiciones del pasado y solamente así ser libres del peso del pasado.







Fuente: http://ikanus.com/2011/08/la-renovacion-del-aguila-mito-o-verdad.html

Frases de Herman Hesse

"El pájaro rompe el cascarón. El huevo es el mundo. El que quiere nacer tiene que romper un mundo. El pájaro vuela hacia Dios. El Dios es Abraxas. Abraxas es el dios que une simbólicamente lo divino con lo infernal, lo bueno con lo malo, la vida con la muerte, venera las dos partes. Es la unión sagrada, es la ambigüedad de la existencia".

"Cuando odiamos a alguien, odiamos en su imagen algo que está dentro de nosotros".

"Cuando se teme a alguien es porque a ese alguien le hemos concedido poder sobre nosotros".

"He sido un hombre que busca y aun lo sigo siendo, pero ya no busco en las estrellas y en los libros, sino en las enseñanzas de mi sangre".

"La vida de cada hombre es un camino hacia sí mismo, el ensayo de un camino, el boceto de un sendero".


Ocuparse de lo que el momento dicta, es el inicio del camino a la liberación. "La flecha envenenada"

Buda, al igual que grandes maestros como Pitágoras, Sócrates o Lao-Tse enseñó fundamentalmente una filosofía práctica, orientada a liberar al ser humano de la ignorancia y el sufrimiento (que es la consecuencia de la ignorancia).

Estos grandes sabios coinciden también en que es insignificante intentar definir aquello que es infinito, inefable e inconmensurable, puesto que cualquier cosa que digamos sobre lo absoluto será solamente una proyección condicionada de nuestra mente (definir es profanar). A veces es mejor ocuparse de cosas más sencillas: un camino de mil kilómetros empieza por un solo paso, como dice el Tao.

Hubo una vez un hombre que fue herido por una flecha envenenada. Sus familiares y amigos le querían procurar un médico, pero el hombre enfermo se negaba, diciendo que antes quería saber el nombre del hombre que lo había herido, la casta a la que pertenecía y su lugar de origen. Quería saber también si este hombre era alto, fuerte, tenía la tez clara u oscura y también requería saber con qué tipo de arco le había disparado, y si la cuerda del arco estaba hecha de bambú, de cáñamo o de seda.

Decía que quería saber si la pluma de la flecha provenía de un halcón, de un buitre o de un pavo real... Y preguntándose si el arco que había sido usado para dispararle era un arco común, uno curvo o uno de adelfa y todo tipo de información similar, el hombre murió sin saber las respuestas.

Esta es básicamente la parábola, si bien a veces es relatada con algunos más detalles, la esencia es esta. Evidentemente la actitud del hombre herido es absurda y podríamos pensar que es de una necedad inaudita, pero Buda nos diría que a la mayoría de nosotros nos está pasando algo muy similar pero no nos damos cuenta. De alguna manera todos estamos heridos con esa flecha envenenada -todos estamos muriendo- y hacemos preguntas irrelevantes (por más que sean fascinantes), y le damos importancia a cosas que solamente nos desvían de nuestra realidad. Todos tenemos la oportunidad de salvarnos de esta herida, si abandonamos nuestra importancia personal, pero pocos lo hacemos. Hay muchas cosas que son innecesarias, la verdadera espiritualidad consiste más en eliminar las cosas que son innecesarias que en penetrar construcciones metafísicas y obtener deslumbrantes conceptos filosóficos.

De alguna manera Buda nos está sugiriendo que el camino no es a través de la mente y de sus especulaciones -la mente que es incesante en su duda y en su deseo y que teje laberintos espectrales a la velocidad del pensamiento- sino que el sendero se abre a través de la acción que responde a lo que es necesario, la conducta en armonía con la Ley.

En la parábola, la flecha es la tragedia inmediata, significando el egoísmo base que se ha convertido en el lugar común de la existencia moral... No nos damos cuenta de la gravedad de la herida, o estaríamos impelidos a remover la flecha inmediatamente, utilizando cualquier medio a nuestro alcance para liberarnos de los venenos que han sido colocados en la punta de la flecha. Mientras el ser humano viva apegado a un código de interés personal, justificando el error malinterpretando los patrones universales a su alrededor, nunca podrá conocer la libertad más allá del dolor.

El budismo toma la posición de que cuando un hombre se da cuenta que está viviendo de manera incorrecta, es su obligación moral rectificar su carácter, y si no hace esto debe cosechar sus errores. Es completamente imposible para un ser humano romper las reglas de su especie y evitar el sufrimiento. Así que debe de decidir cuánto está dispuesto a sufrir, cuánto tiempo está dispuesto a ser infeliz y a vivir sin seguridad como resultado de su ignorancia o falta de valentía. 

Esta parábola nos invita a examinar nuestra propia conciencia, nos llama a atrevernos a ver lo que es evidente. ¿Qué es lo necesario? ¿Qué es aquello que debo hacer antes que otra cosa? Creo que si meditamos -no es necesario tener gran técnica, sí lo es la sinceridad- nos daremos cuenta que lo necesario, lo que justamente debemos hacer, es tan contundente como una flecha enterrada en el cuerpo.




Fuente: http://pijamasurf.com/2015/09/la-parabola-de-la-flecha-envenenada-buda-sobre-atender-a-lo-que-realmente-nos-ocurre/

Memento mori

Cuando la tarde languidece y tu sombra desaparece,
recuerda que morirás.
Si Dios te ha condenado o tú sientes que de ti se ha olvidado,
piensa; no es él ejerciendo su poder sino tú mismo quien al abandono se ha retirado
el sufrimiento es momentáneo, te repites, ¿pero hasta cuándo?
Solo la muerte es obligatoria
pues el resto de padecimientos del ser humano son elección propia.
Y tu sufrimiento no es nada,
comparado con el de aquel al que menos se le ha dado,
 pero si ni eso te consuela,
recuerda que morirás.
Le dices no al conformismo diario, la subordinación te hastía
e intentas recapacitar ¿qué ha pasado?
cuál fue el punto de quiebre para este malhadado
crees que tu sentir te ha traicionado
el sufrimiento es momentáneo, te repites, ¿pero hasta cuándo?
Miras atrás; te increpan los otros ¡nada has logrado!
¿Pero porque tanto pesimismo?
¡Aléjate de mi pensamiento nebuloso!
no es cierto que aquello dentro lo tenga yo grabado.
Mi conciencia me protesta: es cierto que mayor que los problemas Dios nos ha creado.
No obstante, sientes que te amilanas,
se apodera de ti el miedo al gran final que se acerca con los años,
¿pero porque dices que nada has logrado?
Contén esas ganas de medir las cosas en riqueza que no has acumulado,
de ser así, siempre vas a vivir frustrado,
comparando lo que otros tienen con lo que Dios te ha quitado.
Si aun así no te reconforta el alma saber que tú eres acaudalado,
solo basta con medirla; miserable ser ordinario,
con la sempiterna única luz que emites a diario
a ningún ser sin mácula Dios ha creado.
Pero si ni esa lisonja llena tu vacío, no te compares
pues tú de alma eres adinerado,
el sufrimiento es momentáneo, te repites, ¿pero hasta cuándo?
recuerda que morirás.
Si en tu existencia, llegase el día que frente a unos ojos sinceros delante de un espejo te veas despojado
y te prometes que todo esto es verdad; no será necesario pedir más bondad.
Aférrate a la honestidad; fatuo nihilista,
porque si llegase el día que te olvidases de la misericordia que por ti sintió la vida
recuerda que no morirás; serás asesinado por la plausible orfandad del olvido.
¡Cuánta vanidad!
Y te compadezco; mísera criatura solitaria,
si crees falazmente que el vacío que sientes será llenado por un congénere,
iluso andas indagando por el tiempo de su aparición,
pues crees que su figura llenara tu existencia; carente de atavíos,
en la cara yo te restregaré,
que los que como tu nacieron,
en la espera han de quedarse pues ese es el precio que se paga
por abrir los ojos antes de nacer.
Preguntas al destino y a Dios ¿qué es lo que será de ti si no acude esa persona a tu encuentro?
Te recuerdo, tu camino ya está fríamente trazado,
así nades a contracorriente y tu dolor lo vuelvas tolerable,
 en el rio de la vida ya solo te has de haber quedado,
y no hay nada más que recriminar, tienes lo que te has buscado.
Ni tus lágrimas convencerán al loado,
cuando acuda por fin a tu llamado en tu lecho ya desolado
y en subliminal lenguaje intente consolar en vano al desconsolado:
"Te dije que solo has venido y solo te he dejado,
para que entiendas que cuando no acudo
 es porque de consuelo en toda tu existencia te he enviado a varias personas que tú mismo has ignorado".
No reproches nada y di adiós al sufrimiento,
cierra los ojos; vuelve a la vida a nacer de nuevo y cultiva todo lo que ante ti he colocado.
Vive tranquilo y sin más pesar.
Y el día que retorne esa ideología absurda y melancólica, acéptala con la frente en alto
pues viene ya de tu pasado,
recuerda lo que te di, y comparte la vida que te ha tocado,
la escasez es un regalo.
Ahora observa tu nueva vida, solo la tuya, sin comparación con el de al lado,
ve lo mucho que has caminado y se sensato contigo mismo,
aférrate al sosiego del que te he facultado,
la felicidad no es una estación a la que se llega, sino una manera de viajar.
No derrames tu fe en mí sino en ti; no te pido que me coloques en un altar,
podrá la creación superar a su creador, mas en la muerte no te he de auxiliar.
Quien juega a ser dios se arriesga a que lo vuelvan inmortal,
juzgado y solo te puedes quedar,
y recuerda que algún día; insolente humano,
olvidado, morirás”.



Preludio

El olor de la tierra mojada de mi jardín puedo sentir,
las hojas se mueven en lento vaivén, una bella mañana primaveral me recibe.
Mis amigos los árboles, plantas y flores me rodean,
y en estrecho abrazo me acogen las enredaderas, aspiro el aire que me dan,
quieren brindarme vida y que me una a ellos.
Un ruido ensordecedor  me despierta de mi letargo, giro a un lado la cabeza,
me levanto de la hierba,
el silencio de aquel pantano ajeno, se había visto estropeado por la infectocontagiosa languidez
que trae consigo la contaminación de mi pueblo.
Todo se vuelve marrón oscuro, lo verde ya casi muere,
en un charco un pequeño vegetal me pide ayuda pues la fetidez grisácea la devoraba.
Te saque del pantano y te lleve a mi jardín.
Allí creciste durante muchos años.
Te abrazaba fuerte y en acogedora sombra me hablabas.
Tus hojas me acariciaban y vi que diste vida a tu alrededor,
pues unos pajarillos hicieron su nido en tus ramas.
 Prometí cuidarte.
Llego la modernidad y con ella el duro asfalto y el frio cemento.
Hacía falta espacio y me fue enmendada la tarea de acabar contigo con una filuda hacha.
Al primer tajo tu sangre manaba.
Seguí cortando una y otra vez con el filo del hacha que se desvanecía ya,
faltaba poco y sin pensar  lo que hacía; te daba muerte.
¿Porque me destruyes? preguntabas
No es por mí, te contesto yo sin dejar de cortar tu tallo,
en rojos hilos ya tu cuerpo caía deshecho, para entregarte luego como leña.
Lloré.
Aquel niño que sobrevivió al tiempo había muerto.
Guarde luto una hora.
Ahora el tronco del árbol, muerto yacía en la vereda.
El ingenuo asesino se daba cuenta de que ahora la calma reinaba en la soledad. Absurdo.
Creíste hablar con las plantas, ahora te odian.
Ahora todas mueren en tus manos apenas las tocas.
Ya no te quieren pues mataste al más viejo de ellos; un árbol.
Te susurran: Asesino.
Antes te daban las gracias por existir tú, y darles de beber.
Al verte llegar gritaban en discreto susurro al viento:
Bienaventurados los que ven cosas hermosas en lugares humildes donde otros no ven nada.
Ahora, aborrecían tu presencia.
No fue mi culpa. Crecí.
¡Eso no te exime de tu error! Pues pudiste decidir, te recriminaban ellas. 
¿Algún día me perdonaran?