“El Síndrome de la rana hervida”
A veces aguantamos situaciones y personas dañinas por un tiempo muy prolongado, solo porque seguimos el dictado tácito de ese dicho que plantea que “hay que aguantar cuando no tienes otro remedio” como la rana del siguiente relato.
Y ciertamente no podemos ignorar que muchos de nosotros supeditamos nuestro bienestar emocional a necesidades que consideramos más básicas. Ocurre también con frecuencia que ya no solo debemos seguir pensando en nuestro bienestar sino que hay otras personas que dependen de alguna forma de nosotros.
También podemos soportar una situación límite durante mucho tiempo por dependencia emocional, por una relación destructiva o porque carezcamos de cultura emocional para saber qué es normal y qué no lo es.
Quizás aguantas situaciones hasta quemarte, sin haberte percatado antes de la necesidad de saltar a tiempo para salvarte. Este es el síndrome de la rana que no sabía que estaba hervida:
"Ponga una rana en un recipiente lleno de agua y comience a calentar el agua. A medida que la temperatura del agua empieza a subir, la rana ajusta su temperatura corporal en consecuencia. La rana se mantiene ajustando su temperatura corporal con el aumento de la temperatura del agua.
Justo cuando el agua está a punto de alcanzar el punto de ebullición, la rana no puede ajustar más. En este punto la rana decide saltar. La rana trata de saltar, pero es incapaz de hacerlo, ya que ha perdido toda su fuerza ajustando la temperatura corporal. Muy pronto la rana muere".
¿Qué mató a la rana? Sé que muchos van a decir que el agua hirviendo. Pero, la verdad, lo que mató a la rana fue su propia incapacidad para decidir cuándo saltar.
Todos nos tenemos que ajustar, con la gente y las situaciones, pero tenemos que estar seguros cuando tenemos que ajustar y cuando tenemos que seguir adelante. Hay momentos en los que necesitamos hacer frente a la situación y tomar las acciones apropiadas.
Si permitimos que la gente nos explote física, emocional, financiera, espiritual o mentalmente continuarán haciéndolo.
Decidamos cuándo saltar, saltemos mientras tengamos la fuerza.
Esta metáfora tiene muchos significados para distintas situaciones de la vida, para nuestras relaciones, trabajo, personalidad, conducta, salud, etc. Las personas que están envueltas en una relación que no les causa bienestar ajustan continuamente sus deseos, opiniones y renuncias para no causar malestar, creen que lo pueden aguantar o que no tienen otro remedio que hacerlo (y hasta llegan a acostumbrarse a aceptar como normal algo que al inicio no lo era).
Sin embargo, por lo general aguantar de esa forma por un tiempo prolongado no conduce nada más que a problemas o a situaciones límites. En el momento menos pensado, llegaremos a una situación extrema, no soportaremos más y necesitaremos saltar, huir o al menos plantear nuestra retirada de la situación o de la relación, pero quizás ya estaremos muy lastimados.
Quizás ya no tengamos fuerzas para hacer frente a esta última situación límite que se presenta porque no tenemos energía, no tenemos escapatoria, no hemos pensado nada antes o ya estemos demasiado dañados o heridos como para irnos de esta situación a otra que no sabremos si será peor. Recuerda que a veces nuestra capacidad de aguante llega muy lejos, pero las fuerzas y la ilusión poco a poco se irán quedando por el camino.
Fuente: https://lamenteesmaravillosa.com/aguantas-hasta-quemarteconoce-la-metafora-de-la-rana-hirviendo/?utm_source=Twitter&utm_medium=Social&utm_campaign=Hootsuite
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